lunes, 25 de junio de 2012

La necedad del Senado

El senador por León del Grupo Parlamentario Popular Juan Morano anunció la semana pasada que rompería la disciplina del voto y que votaría en contra de los Presupustos Generales del Estado, por la actitud del Ejecutivo con la minería. Aunque madrileño de nacimiento, es leonés de adopción, y considera vital la defensa del sector del carbón. A pesar de su anuncio, en las votaciones del martes no votó en contra, y preguntado por ello en una entrevista radiofónica aseguró que fue "porque no se había enterado" ya que le dijeron que esas votaciones serían el miércoles.

No sé qué me llama más la atención. Si que sea noticia que un senador no acate la disciplina de voto. Que exista esta disciplina de voto cuando está expresamente prohibida por el artículo 67.2 de la Constitución Española donde dice: Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo. O que el senador no se hubiera enterado de lo que estaba votando. Me parecen tres cosas muy graves.

Me parece intolerable que un senador, con el sueldo que cobra no sepa lo que esté votando. ¿Esta gente en verdad nos representa? En cuanto a la disciplina de voto, todos hemos visto cómo un miembro del partido señala con su dedo el uno, el dos o el tres, para indicar al resto de la tropa lo que deben votar. Si todos los miembros de un partido político deben votar al unísono, ¿para qué sirve pues el Congreso y el Senado? ¿Lo interesante no es que los parlamentarios "parlamenten", es decir hablen para zanjar cualquier diferencia? Si no son útiles, eliminemos políticos y ahorremos así un dinero importante al erario público. Tampoco entiendo cómo está sancionado con 300 euros romper la disciplina de voto si lo prohíbe la Constitución. Sería un delito flagrante. ¿Cómo se consiente esto? Es urgente: O revisamos la clase política o nos veremos abocados al más profundo fracaso.

Piensen.
Sean buenos.

lunes, 18 de junio de 2012

Las frutas de DIEGVS

Como sigo en paro y soy un tipo emprendedor he tomado la firme decisión de abrir un negocio. Por ejemplo una frutería. Aprovechando el nombre del blog, también he pensado en un nombre con gancho: "Las frutas de DIEGVS". Para conseguir cuota de mercado y ganar muchos clientes, mi plan es vender los productos por debajo de su precio de coste. Seguro que si actúo así todos los clientes me comprarán a mí. Es un plan perfecto y no puede fallar. Algunos agoreros, seguramente envidiosos, afirmarán que perderé dinero y que acabaré arruinado...

Y ahora me pregunto ¿No es esto lo que ha ocurrido con la gran crisis financiera? Muchos bancos y cajas de ahorro prestaron dinero a personas poco solventes, pensando que lo importante era tener el mayor número de clientes, confiando ciegamente en que les devolverían ese dinero prestado. Pero se encontraron con la desagradable sorpresa de que la gente no podía devolver esos préstamos y que los inmuebles habían perdido el valor inicial. A este dinero se le denominó Activos Tóxicos. Para solucionar estos desaguisados se les va a rescatar con una cantidad impresionante. Nada menos que cien mil millones de euros.

Sigo preguntándome ¿Y qué culpa tenemos usted y yo de la mala gestión de los bancos y cajas de ahorro? Se supone que están dirigidos por expertos y supervisados por el Banco de España y la Comisión Nacional de Mercado de Valores. Confío plenamente en estas instituciones tan respetables. No tengo la más ligera sospecha de que son útiles y que en estos puestos de dirección no se ha colocado a ningún amiguete afiliado a determinado partido político (cualquiera). Si ellos no han hecho su trabajo, ¿por qué debemos pagarlo entre todos? Por culpa de estos desalmados que encima se han enriquecido (¿o debería decir lucrado?) con contratos blindados, el resto de españolitos, debemos sufrir recortes en áreas tan esenciales como sanidad, educación, servicios sociales... Ya está bien, ¿no le parece?

Piensen.
Sean buenos.

lunes, 11 de junio de 2012

God save the Queen

El pasado fin de semana la reina Isabel II celebró el sexagésimo aniversario de su acceso al trono. Para celebrarlo, no se ha escatimado en gastos y se han realizado más de nueve mil fiestas de diferente índole. Mi buen amigo Óscar, estuvo en Londres ese fin de semana y venía impresionado del fervor del pueblo con su reina. Quizá no por ser Isabel II, sino por lo que representa para ellos. Por el sentimiento de país. La gente iba ataviada incluso con los colores patrios orgullosos de lo que son.

¿Se imaginan un acontecimiento similar en España? Yo no. Dicen los expertos que para solucionar un problema, lo más importante es reconocer que tienes un problema. El problema que tiene España es que ni siquiera sabe qué tipo de país quiere ser. Ya es hora de elegir: ¿Qué queremos ser? ¿Una monarquía o una república? ¿Un estado federal, autonómico, centralista...? Quizá también debamos elegir qué bandera tener puesto que no es normal que medio país esté enfrentado al otro medio por la bandera que debería representar a todos. Si hace falta cambiar incluso el nombre al país, que se cambie. Fíjense que incluso nos da vergüenza decir que en esta Eurocopa juega España y decimos que juega la Roja... Es muy significativo que haya más banderas de España cuando ganamos el Mundial o la Eurocopa que en cualquier otro acontecimiento.

Quizá los acuerdos alcanzados para firmar la actual Constitución fueran suficientes para la Transición, y estuvo muy bien. Se cumplió el objetivo. Pero ya es hora de meter una marcha más y avanzar. No podemos seguir avanzando con estos políticos, con estas luchas perennes entre izquierda y derecha... Hay que estar unidos para lograr nuestros objetivos, que espero sean más altos que alcanzar la Eurocopa de naciones. Quiero que España (o como decidan llamarla) sea un país competitivo que sabe lo que quiere y sepa cómo lograrlo.

Piensen.
Sean buenos. 
Les dejo el enlace del vídeo de la canción "God save the Queen" de los Sex Pistols... Seguro que más de uno lo agradece.
 

lunes, 4 de junio de 2012

Con la Iglesia hemos dado

Y no "Con la Iglesia hemos topado" como creen algunos erróneamente. La frase original la pronuncia don Quijote, cuando entrando junto a Sancho en El Toboso buscando a Dulcinea, una noche oscura, se toparon con un edificio. Creyó en un principio que se trataba del alcázar donde estaba su amada, pero al ver la torre, don Quijote reconoció que era la iglesia del pueblo y dijo la frase en cuestión. (Don Quijote, Segunda parte, capítulo IX). He oído multitud de veces la dichosa frasecita estos días en relación con el juicio a Javier Krahe por la realización de un vídeo titulado "Cómo cocinar un Cristo para dos personas". El Centro Jurídico Tomás Moro opina que ofende los sentimientos de una confesión religiosa, en este caso, al cristianismo, por lo que ha presentado una demanda.

El cantautor Javier Krahe está siendo juzgado por haber cometido, presuntamente, un delito contra los sentimientos religiosos (art. 525 del Código Penal). Yo confieso que no he visto el vídeo en cuestión, pero solo el título no invita a pensar que se respetan las creencias del cristianismo. El resultado sería el mismo si hubiera hecho escarnio de cualquier otra religión: ¿O alguien piensa que habría diferencia si hubiera cocinado a Buda, Mahoma, Shivá...? Yo creo que no. También es importante señalar que no lo está juzgando la Conferencia Episcopal Española ni mucho menos la Santa Inquisición, como nos quieren hacer creer algunos, alegando un poder eclesiástico alargado, sino un juzgado que ha admitido a trámite la demanda.

Estoy convencido de que el señor Krahe grabó ese vídeo como mero divertimento, sin intención de exhibirlo. En resumen, que fue una chiquillada y quizá el máximo responsable es quien lo emitió por televisión, pero no olvidemos que la libertad de expresión termina donde empieza el respeto al otro. ¿Qué hubiera pasado si yo hubiera creado un vídeo titulado "Cómo cocinar a un niño de cinco años"? ¿Y si hubiera creado un vídeo sobre cómo cocinar a una mujer? ¿O a un sindicalista? ¿Y si quisiera cocinar a un homosexual? Seguramente alguien —el Defensor del Menor, el Instituto de la Mujer, el sindicato en cuestión, el colectivo homosexual, o cualquier persona— se hubiera sentido ofendido o habría considerado que lo que estoy haciendo es constitutivo de delito y me habría denunciado. Y sería lo normal, ¿o no?

Piensen.
Sean buenos.