domingo, 6 de septiembre de 2015

Libros de texto

Comienza septiembre. Y empieza un nuevo curso escolar. ¡Por fin! Pensarán muchos padres, ansiosos por colocar a sus hijos en un sitio durante su jornada laboral y no tener que ocuparse de ellos. Hay quien todavía ignora que en las escuelas se enseñan conocimientos, pero la educación debe hacerse desde casa. Y por consiguiente, toca comprar el material escolar, los temidos libros de texto. Vaya usted preparando el dinero. No sé lo que les cuesta a cada uno de ustedes los libros de sus hijos, pero es un auténtico dineral. Cada año hay que estrenar libros. No sé dónde están los ecologistas cuando tantos libros acaban en la basura. 

Una familia normal con dos o tres hijos, debe abonar cantidades astronómicas. Las editoriales se encargan de que usted no pueda reutilizar un libro de un año para el siguiente. Ahora hay que pasar por caja. Ya no se puede usar el libro del hermano mayor ni de ningún primo. Los alumnos escriben en los libros para inutilizarlos para el curso siguiente. ¿Por qué no se usa el cuaderno como toda la vida? No busque respuestas complejas, es sencillamente para impedir que otros alumnos se beneficien de los libros. Por supuesto los colegios son cómplices silenciosos. Debemos exigir que los libros de texto puedan ser reutilizados el mayor tiempo posible. 

Permítanme compartir con ustedes un caso real. Hay dos familias, la familia A y la familia B. Ambas tienen 3 hijos. Los dos padres de la familia A trabajan y entre ambos ganan algo más de 1 000 euros. En la familia B solo trabaja él. Gana casi 4 000 euros al mes pero declara solo 700 euros. A la hora de solicitar las ayudas de libros nos encontramos con que a la familia A se le deniegan por superar baremo mientras que se le concede la ayuda a la familia B. Esta injusticia se repite con más frecuencia de la deseada. ¿Qué hay que hacer en estos casos? Es un tema de difícil solución. Forma parte de nuestra idiosincrasia. En el fondo es la educación que le damos a nuestros hijos: Engaña, sé un golfo... Y luego nos quejamos de que vivamos en un país de sinvergüenzas.

Piensen.
Sean buenos.

La canción regalo de hoy es Matrícula de honor. Hablando de colegios, no he encontrado una canción mejor. Con todos ustedes: ¡Tequila!
https://www.youtube.com/watch?v=kcr5vtEAKdA





3 comentarios:

  1. Sin que sirva de precedente, totalmente de acuerdo con prácticamente todo lo dicho.

    A modo casi de anécdota, en mi caso la sorpresa fue positiva: los libros de mi hijo apenas llegaron a 65 euros, cuando el resto de colegios de los que tenía conocimiento estaba por encima de los 130, para el mismo curso (en este caso, primero de primaria, creo que es la denominación correcta; los pequeñitos, vaya) Tampoco tiene mucho sentido esas diferencias entre colegios, públicos en este caso.

    Para terminar, hacer un paralelismo entre la manera de proceder de las editoriales con lo que siempre han hecho (ahora, al parecer, en menor medida) los visitadores médicos, en lo que viene a ser un auténtico soborno para que su producto sea el elegido. Las editoriales premian a los colegios con lotes de material, etc, que hacen que muchos de ellos traguen y el criterio sea este "complemento" y no la calidad del material. Incluso conozco el caso de docentes a los que, desde la dirección del centro, se les aconseja no cuestionar la elección de la editorial, para no perder el regalito.

    Lo dicho...

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  2. en mi pais la educación publica es terrible.. solo las escuelas privadas tienen un buen nivel...

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  3. El comentario sobre los ecologistas es gratuíto, no sé porqué les presupones un poder para acabar con esta práctica que no tiene la sociedad en su conjunto. Esto es más un tema de consumo que medioambiental.
    Y lo del engaño a la hora de acceder a subvenciones y ayudas no tiene nada que ver con el título del artículo, vendría más a cuento si el tema fueran los autónomos o la economía sumergida.

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