domingo, 2 de octubre de 2016

Sugar Babies

De todos es sabido que hay infinidad de páginas de internet dedicadas a buscar pareja. Lo que quizá no sepa es que, últimamente están proliferando, procedentes de Estados Unidos, otras páginas dedicadas a concretar citas entre mujeres jóvenes y atractivas y hombres acaudalados. Ellas se hacen llamar Sugar Babies mientras que ellos son Sugar Daddies. He sido incapaz de encontrar una traducción al español de estas palabrejas. Al menos que no sean peyorativas. Las babies ofrecen compañía, y en algunas ocasiones sexo, aunque no es una condición indispensable; mientras que los daddies ofrecen lujo y dinero. También existen Sugar Mommies, si bien es cierto que en muchísima menor proporción. Está calando hondo fundamentalmente entre la comunidad universitaria. No en vano, la edad media de las Sugar Babies es de 24 años, mientras que el de los Sugar Daddies supera con creces los 40, rozando la cincuentena. Dados los elevados ingresos que obtienen estas chicas pueden permitirse una vida de lujos y caprichos, a años luz de lo que obtendrían trabajando en una hamburguesería mientras estudian.




Algunas babies aseguran que en un fin de semana sus daddies pueden gastar cantidades indecentes de dinero en ellas: Noches en los mejores hoteles del mundo, coches, pisos, ropa y complementos de marca... El modus operandi es sencillo. Los interesados se inscriben en estas páginas. Los daddies pagan una cuota, mientras que es gratis para ellas —todavía hay inocentes que no se han percatado de que si no pagas el producto... es que tú eres el producto—. Si ambas partes aceptan las condiciones, se llega a un acuerdo. Ignoro si se pagan tasas e impuestos como en el resto de contratos, aunque imagino la respuesta. Pretenden alejarse del mundo del escort, o prostitución de lujo, puesto que la prostitución implica necesariamente sexo, y no es una condición inexcusable en su caso. 

Pueden edulcorar la actividad con nombres pueriles, pero la realidad es evidente. Imagino que al haber tanto dinero en juego, no se puede usar la terminología clásica. Pero tiene un nombre tan antiguo como la profesión. Prostitución de lujo. La búsqueda de dinero fácil. Alguien dijo que el dinero puede transformar a un viejo loco en un rico excéntrico. Hay quienes incluso tienen la desfachatez llamar filántropos a estos tipejos. Recordemos que no emplean ese dinero para ayudar a su familia o pagar los estudios. Se emplea para caprichos inalcanzables para el vulgo. Es evidente que estas mujeres son mayores de edad y pueden hacer con sus cuerpos lo que quieran. No estamos aquí para juzgar a nadie. Dios nos libre. Pero es hora de llamar a las cosas por su nombre y dejarnos de eufemismos estúpidos. Afortunadamente no hay mafias que obliguen a estas chicas a hacer lo que no quieren. Resulta grotesco e hipócrita demonizar la prostitución y calificar estas actividades como modernas y elegantes. Es lo mismo. Otra vez el dinero lo compra todo. En resumen, estamos exactamente igual que en las cavernas.

Piensen.
Sean buenos.

La canción regalo no podía ser otra. Ante tanta dulzura, la elegida es Sugar. Excelente aportación de doña @MarisolGaldon. Va como anillo al dedo al artículo. Moltes gràcies. No se pierdan el vídeo donde la protagonista besa a los chicos a cambio de un dolar. ¿Premonición? Con todos ustedes: ¡The Archies!

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